Piensa, y repito: piensa.

Ya no sé si son llantos o pitos de murga o moscas hediondas que zumban.
Lo que pasa bajo tus pies… ¿no lo habías sentido nunca?
¡Mira, es el mundo sacudiéndose las pulgas!
La rutina hace creer a tu retina que ciudad sólo hay esta,
y es una,
y es una cárcel encima.
Si tu feeling afinas verás que en verdad está compuesta de miles superpuestas, sin estorbarse,
¿por cuál caminas?
Si esta colmena flotante no se ha hundido es por algo,
aunque haya mucha ruina y caiga una lluvia fina como livianas guillotinas,
sobre cabezas que son como complejos sistemas de pletina…
Y hay tantos soles eléctricos que nadie se orienta.
Y buscan entre ellos el que más calienta.
¡Si tienen la vida de una chispa!
Mierda, quieren pedirle favores a Dios y hacer un “simpa”…
Isleños retenidos por Calipso.
“In the city that never sleeps” medito.
Bajamar en silencio, marea sin cadencia, magua inmensa en el corazón.
Manadas de Narcisos mirando sus caras en el reflejo de aguas empozadas de urbes masificadas.
Prometeos robándole a los dioses fuegos que en verdad son hologramas.
Acaban comprando humo al mismo que se compra un Corvette,
y enciende un puro con el mismo fuego que quemó a Servet o a Giordano Bruno.
“La verdad nos hará libres”, dicen que digo Jesús de Nazaret…
¿Seguro?

Estribillo

¿Acaso no estás hecho a la medida de la luz que recibes y el aire que respiras?
¿Por qué iba a ser menos lo que te pasa en la vida?
Sólo quieres mirar si hay algo mejor al doblar la esquina,
caminar manzanas en un bucle sin final.
“Vanidad de vanidades y todo es vanidad”.
Inercia de vorágine cansina.
Almas se vuelven como albinas,
casi les encandila esa luz tenue de eclipse de ego que les ilumina.
Te preparas frente al espejo como Travis,
“Are you talking to me?” Y no contesta tu reflejo inmóvil.
“Libertad, ¿para qué y para quién?”, dijo Lenin,
¿Y si eres la marioneta de algún lobby?
Si te vieras ahí, con ese frenesí borreguil mirar un mapamundi buscando un centro fuera de ti,
mientras tu crío posa las palmas en este suelo asqueroso y ruin,
infértil ya por nuestros vómitos, flema y orín…
¿Te queda voluntad para mojarte un dedo y levantarlo al aire y ya está?
¿Te sabes orientar? ¿O eres una veleta y ya está, mijo? Eso es vital.
¿O todo va a ser mentira y demagogia al final,
y lo real un juego de rol dentro de un juego de rol en un despliegue fractal,
un calco producto de tantos calcos que ya no tiene la forma del original?
Los veo apuntalando y poniendo guirnaldas a un árbol muerto,
con cara de que están salvando el mundo.
Ya hay mucho hecho: sólo se puede borrar añadiendo.
¿Acaso es cierto [“estoy en un desierto”]?
¿Qué testigo recoges? ¿Hacia dónde corres,
dónde está tu norte en este desorden posmoderno-postmortem?
(Hay cosas de las que no te percatas hasta que arden, palabra).

Estribillo

Si tu mundo es la red que tejes,
y sólo piensas en hacerla más compleja pero dispersa, sin eje, leve, por inercia…
Inertes Alejandros Magnos frabricados en serie.
Si tu mundo es la red que tejes,
¿por qué su estructura se basa en cábalas oscuras de practicantes de la usura,
y con tu taco de curriculum deambulas repitiendo abracadabras de libros de autoayuda?
Quizás para algunos sea mejor que no levanten la cabeza de la cadena de montaje o de los apuntes. Que se crean importantes saliendo a intoxicarse,
a sacarse fotos con flash en ambientes cargantes,
y sigan en la inercia del desgaste,
sudando basura en este baile inerte,
rebosante de feos y cobardes dándose gato por liebre a sí mismos…
Guárdate el escudo, mijo…
Que me voy por donde no me viste venir,
y quizás guarde mi arsenal en algún lugar donde no lleguen las narices de esos mercaderes del desierto porque nunca mostraron ni mostrarán respeto.
Ideologhetto.

Estribillo.